Agricultura y Ganadería

Base Económica de Cristóbal

Producción Agrícola y Cuidado del Ganado

La base de la economía de Cristóbal ha sido, desde sus orígenes, la agricultura y la ganadería.

La producción agrícola siempre ha sido muy variada. Así, a comienzos del siglo XIX había cultivos de cereales, legumbres, hortalizas, frutas, vino y lino.

Sin embargo, la agricultura ha perdido importancia en los últimos años a favor de la ganadería. Tierras, en otros tiempos dedicadas al cultivo, se han convertido en terrenos de pasto o bien se siembran para proporcionar alimento al ganado. De tal modo, que la mayor parte del término municipal está dedicada a pastos que se explotan de forma mancomunada.

También se han perdido actividades lucrativas desarrolladas anteriormente como la extracción de arena del río Sangusín y la elaboración de carbón que tuvieron su auge en la segunda mitad del siglo XX

El carbón se elaboraba con madera de roble o de madroñera. La carbonera se construía en forma de chozo o cúpula; que se recubría con jaras y escobas y sobre ellas arena o tierra para que no hubiera corriente de aire. Formada por unos trescientos kilos de leña, se encendía por la base y en 24 horas el carbón estaba hecho. El carbón se transportaba en caballerías hasta San Esteban, Ledrada y sobre todo Béjar.

También han desaparecido otros oficios como el de molinero, herrero, carpintero, panadero, barbero y tejedor.

Durante muchos años, Cristóbal fue un gran productor de lino, cultivado en las vegas en las que nunca faltaba el agua. En 1825, su mejor momento, llegó a contar con 24 telares, en los que se tejían los lienzos para atender las necesidades del vecindario y en escasa cantidad, para vender.

Las tierras de regadío, en forma de huertos, se destinan al cultivo de legumbre, patata, repollos, berzas, lechuga, tomate, etc.

En los huertos y fincas se cultivan árboles frutales como el cerezo, el ciruelo, el manzano de distintas variedades, el peral, el guindo, etc. También abundan los castaños y, en menor medida, el nogal. Las cerezas se venden para la elaboración de mermelada. El resto de los frutos para el consumo familiar y el engorde de los animales domésticos, (ovejas, cabras, vacas y cerdos).

Las tierras de secano se destinan al cultivo de trigo, cebada, centeno, que se siega aún verde para alimento del ganado (forraje), así como a viñas. Abundan los castaños y los robles por todo el término, formando bosquejos o grupos aislados.

Durante muchos años, el término municipal estuvo dividido en hojas, (Catastro de Ensenada de 1752), cada una de las cuales estaba integrada por diferentes tierras o lugares. En dicho catálogo se señalan las hojas en que estaba organizado el término municipal, con diversos topónimos cada una

  • Hoja de la Fuente de la Peña con La Pinosa, Fuente de la Peña, Peña Longuera, Las Hombrías, El Piloche (de piedra) y Prado de la Laguna.
  • Hoja de los Marines con Cañada de Carabín, Arroyo del Tejar, Arroyo y Vega de los Marines, Fuente Izquierdo, Cabeza del Águila (Cabeza de la Gila) y Cruz de la Aldea.
  • Hoja del Cancho con La Mata de Gamonital, Fuente Luenga, Cabeza de los Negros, Valhondo, Cruz del Cancho y Arroyo de los Parrales.
  • Hoja de las Viñas con El Lutero, El Humilladero, El Tomillar y La Fuente del Rocín.
  • Hoja de los Palancares con Mata de las Lanchuelas, La Toroza, La Carrera y La Cañada de los Ejidos.

La producción ganadera se centra en el ganado bovino y cabrío, habiendo desaparecido prácticamente las ovejas, cerdos y equinos (caballos, yeguas, asnos).

El ganado vacuno se cría para la obtención de carne, de gran calidad por la bonanza de los pastos. En la actualidad hay unas mil cabezas de ganado entre vacas y terneros.

El ganado cabrío o caprino ha visto reducida su cabaña en los últimos años. Muchas familias cuentan con varios ejemplares para la obtención de leche y la cría de cabritos para carne. Sólo quedan dos rebaños de cabras.

La matanza tiene lugar en los meses fríos de diciembre y enero. Se realiza con la ayuda de familiares y amigos, donde se sacrifican los cerdos, que han sido engordados con los cultivos de las huertas, de los cuales se obtienen los embutidos, chorizo, salchichón, jamones, morcillas, bandujos, lomos, etc, apreciados por su agradable sabor. Su esmerada elaboración, a mano por familiares, y el clima favorable que propicia la curación de toda la matanza hacen de estos productos un exquisito manjar.